Obesidad infantil
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. De acuerdo a datos de la Organización Mundial para la Salud (OMS), se calcula que en 2010 hubo 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo.
Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil.
El INMEGEN y la Obesidad
Hoy en día el INMEGEN está trabajando con diversas instituciones y estudiantes de varias universidades en diversos proyectos que tienen como objetivo investigar los factores genéticos y ambientales relacionados con la obesidad.
Estos proyectos se enfocan en el análisis de algunos aspectos que se saben que influyen en el desarrollo de la obesidad, como son: algunas variantes genéticas, la alimentación y la actividad física. El INMEGEN contribuye con el análisis de la interacción entre los factores genéticos y los ambientales, así como la identificación de factores novedosos.
De acuerdo a nuestros especialistas, los factores genéticos y ambientales que afectan a los niños son muy numerosos y complejos, algunos son: la alimentación, la actividad física y las variantes genéticas ya que influyen en la composición corporal. Sin embargo, es importante recordar que en los casos de obesidad común, el principal factor ambiental es la alimentación, ya que juega un papel importante porque es susceptible de modificarse y así causar cambios.
La Medicina Genómica tiene un papel primordial en este proyecto ya que ayuda a conocer la frecuencia de variantes genéticas que sabemos que se asocian al riesgo de mayor IMC (índice de masa corporal) en nuestra población y sus interacciones con factores ambientales. En nuestra población hay particularidades tanto en la composición genética como en los factores ambientales.
“Existen múltiples factores que son de importancia, sin embargo no es posible decir que haya una solución visible. Se han realizado muchísimas investigaciones en todo el mundo, con resultados muy limitados. Sabemos que es importante modificar factores ambientales, como la disponibilidad de alimentos y bebidas. Apoyar esto con información y orientación alimentaría adecuadamente dirigida a los niños, por otra parte, favorecer la práctica de actividad física, tanto espontánea como dirigida. Estos factores debieran estar presentes en la escuela y en el hogar" comentó la Dra. Tejero.
Dentro del entorno familiar también existen aspectos psicológicos y emocionales que influyen en el desarrollo de la obesidad infantil. Con respecto a estos factores, es importante que participen los profesionales de la salud, ya que ellos cuentan con los conocimientos para abordar esta esfera y definir el papel que desempeñan la ansiedad, depresión y otros estados emocionales en la obesidad infantil.
De acuerdo a múltiples estudios, es recomendable que los niños se habitúen a tomar agua simple como bebida de uso. El consumo de bebidas azucaradas debe ser muy esporádico, esto incluye los refrescos, jugos de frutas, aún naturales, y leches endulzadas. En cuanto a alimentos, es importante promover el consumo de frutas y verduras frescas, alimentos de preparación sencilla y dejar los alimentos con alto contenido de grasa y/o azúcar solo para consumo ocasional.
Ningún alimento está prohibido, pero es muy importante promover que los niños tengan una alimentación variada y apropiada a sus necesidades, y enfatizar la formación de buenos hábitos de alimentación, y en general, de estilo de vida.
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